El pueblo palestino ha elegido las armas del derecho internacional y la diplomacia. Armas que, aunque imperfectas y limitadas, han permitido que el pueblo palestino haya conquistado un campo de batalla en el que el gobierno de Netanyahu ha perdido la opinión y el respeto de la comunidad internacional. De hecho, sus recientes ataques y bombardeos en campos de desplazados densamente poblados en Rafah son prueba inequívoca de un plan de extermino injustificable que, por supuesto, está siendo rechazado categóricamente por los tribunales y foros internacionales más importantes de la humanidad.
El más reciente rechazo internacional provino de la Corte Internacional de Justicia, que el 24 de mayo emitió una nueva orden de protección solicitando al gobierno de Netanyahu a “detener inmediatamente su ofensiva militar y cualquier otra acción en la gobernación de Rafah que pueda infligir al grupo palestino en Gaza condiciones de vida que podrían provocar su destrucción física total o parcial». Corte que, asimismo, confirmó que la situación humanitaria en Gaza es “desastrosa”, y que los supuestos esfuerzos de ayuda del ejército israelí son pantomimas. De hecho, las privaciones materiales a las que está siendo sometido el pueblo palestino, confirman el uso de la hambruna como método de guerra. ¿La respuesta del gobierno de Netanyahu a esta Corte? Instantes después de la lectura de esta orden, aviones de combate lanzaron ataques contra el campamento de refugiados en Shaboura y hace días 45 personas, entre ellos niños y mujeres, fueron masacradas y quemadas vivas sin compasión por “un trágico error”, según Netanyahu.
El segundo rechazo a la justificación kafkiana del genocidio palestino, provino de la Corte Penal Internacional, que el 20 de mayo a través de su fiscal, Karim A.A. Khan, anunció que se posee evidencia razonable para creer que Netanyahu y su ministro de Defensa tienen responsabilidad penal por varios crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad desde octubre de 2023. Entre ellos, usar el hambre como método de guerra, causar grandes sufrimientos y daños graves a la integridad física y la salud de los palestinos, homicidio y exterminio masivo intencional, ataques y persecución deliberados contra la población civil. Razón por la que solicitó a la Sala de Cuestiones Preliminares de la Corte emitir ordenes de aprehensión contra estas autoridades. Tal como informó la relatora de Naciones Unidas, Francesca Albanese, en su reporte La Anatomía del Genocidio, el gobierno de Netanyahu ha subvertido los principios del Derecho Internacional Humanitario para crear un “camuflaje humanitario” para justificar sus ataques indiscriminados. Categorías como “escudo humano terrorista grupal” o “infraestructura civil como objetivo militar necesario” fueron forjadas en la jerga militar y política israelí para justificar y ejecutar sus bombardeos indiscriminados a población e infraestructura civil. Asimismo, la Corte Penal Internacional solicitó órdenes de arresto para tres líderes de Hamás que son igualmente responsables por el brutal ataque a la población civil israelí el pasado 7 de octubre, toda vez que el uso del terror como política es inaceptable venga de donde venga.
En el frente diplomático, hace poco Palestina logró que la Asamblea General de las Naciones Unidas vote mayoritariamente para solicitar que el Consejo de Seguridad la acepte como Estado pleno, lo que confiere derechos adicionales a Palestina ante la ONU, permitiéndole participar en los debates, proponer temas para la agenda y designar sus representantes ante varios comités. ¿La respuesta del gobierno de Netanhayu a la ONU? El embajador israelí Erdan destruyó la Carta de la ONU en una pica papeles frente a los ojos del mundo. Hecho que seguro motivó a España, Irlanda y Noruega a acelerar su reciente reconocimiento en bloque a Palestina, y por otra parte a Colombia, Nicaragua, Libia y México a presentar una solicitud de intervención en el caso judicial en La Haya. La diplomacia de Netanyahu hoy se comporta como matón de barrio que mientras masacra a unos, intimida a otros. No obstante, la ejecución de esta agenda política de muerte produce lo contrario, la unidad en torno a la justicia de la causa palestina.
Franz J. Zubieta Mariscal es docente de la UMSA .