En una situación nunca antes vista, los franceses acudirán el próximo domingo a las urnas para tratar de detener el avance de la extrema derecha que preocupa a varios países europeos.
Los cuatro principales partidos situados a la izquierda del espectro político francés dejaron atrás sus diferencias y contradicciones para pactar la creación de un Frente Popular.
El nacimiento del Frente Popular de la mano de La Francia Insumisa (LFI), los partidos Socialista (PS) y Comunista (PCF) y Europa Ecología Los Verdes (EELV), esperanza a los franceses que miran con incertidumbre si la extrema derecha se alzaría con la victoria.
La organización de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), amplia ganadora de las elecciones europeas el pasado 9 de junio, generó un terremoto político en suelo galo y dejó en claro las intenciones del partido nacionalista liderado por Marine Le Pen y Jordan Bardella de llegar al poder, escenario que provocó la disolución de la Asamblea Nacional y, por ende, la convocatoria a elecciones adelantadas por parte del jefe del Estado, Emmanuel Macron.
Para muchos políticos y para el electorado, Macron se ha convertido en un lastre en Francia por su mal manejo sobre el genocidio israelí contra Palestina y su total apoyo a Ucrania en el conflicto bélico con Rusia.
Los candidatos centristas evitan la imagen y levantar el nombre del presidente Macron en la campaña para las presentes elecciones legislativas. Consideran que su jefe de filas ya no suma, más bien resta.
La creación del Frente Popular resulta más de la urgencia que ven insumisos, socialistas, comunistas y ecologistas de frenar a la extrema derecha con una propuesta alternativa que de la coincidencia de postura en algunos de los grandes temas del momento.
Para dar más fuerza a la cruzada “anti extrema derecha”, reapareció el socialista François Hollande, quien fue presidente entre 2012 y 2017 y se presentará a estos comicios para lograr un escaño de diputado en el departamento de Corrèze (centro), que fue su feudo electoral.
Pese a haber respaldado plenamente la constitución del nuevo Frente Popular, Hollande mantiene distancias con la Francia Insumida de Jean-Luc Mélonchon, con el que tiene profundas divergencias.
Hollande criticó duramente la decisión de su sucesor en el Elíseo, Macron (que fue ministro durante su presidencia), por la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas a la que calificó como “el peor momento y en las peores circunstancias”.
Recientes encuestas dadas en el país galo dan como ganador a RN, con más del 30% de los votos en la primera vuelta, mientras que el nuevo Frente Popular (donde está el Partido Socialista de Hollande) se colocaría en segundo lugar con entre el 25% y el 28%. El bloque macronista tendría que conformarse con una tercera posición, con menos del 20%.
Como van las encuestas, es posible que Jordan Bardella tenga que ser nombrado primer ministro. Según el Consejo Constitucional, el presidente de la República tiene por vocación designar al frente del gobierno a una personalidad respaldada por la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional, lo que se traduciría en una rarísima cohabitación política.
Este escenario ya se dio bajo la Quinta República, cuando en 1986 el entonces mandatario socialista, François Mitterrand, nombró primer ministro a Jacques Chirac, representante de la derechista Agrupación por la República, a partir del resultado de las legislativas.
El nuevo escenario político de Francia muestra a un país totalmente dividido, sobre el que se cierne la ingobernabilidad si la Asamblea Nacional no conformarse una mayoría absoluta.
Los análisis de políticos y medios de información manejan distintas hipótesis. Mientras que, para algunos dirigentes, especialmente de la derecha y la extrema derecha, la decisión era la única posibilidad que tenía Macron ante su derrota electoral; representantes de fuerzas ecológicas y progresistas subrayan el riesgo enorme que conlleva la misma.
De confirmarse la actual tendencia electoral, si no se produce un cambio significativo en la política nacional, el domingo o en la segunda vuelta a celebrarse el 7 de julio, Francia podría tener una primera ministra de ultraderecha cohabitando con Macron hasta las presidenciales de 2027.
(*) Alfredo Jiménez Pereyra es periodista y analista internacional