El segundo paro general realizado el 9 de mayo contra las políticas del gobierno de Javier Milei en los casi cinco meses de gestión, fue contundente. Todas las centrales sindicales convocaron a la medida de fuerza —la Central General de Trabajadores (CGT), la CTA de los Trabajadores, la CTA Autónoma y la Unión Nacional de Trabajadores de la Economía Popular—, bajo la consigna “los derechos no se venden, la Patria se defiende”, y en rechazo a la Ley Bases y el paquete fiscal que están tratándose en las comisiones del Senado, luego de lograr su media sanción en Diputados.
Las calles de todas las ciudades del país se mostraron vacías, así como las fábricas, los aeropuertos, las oficinas públicas, los bancos, las escuelas y las universidades, evidenciando el masivo acatamiento de los trabajadores, a pesar de que el gobierno nacional instrumentó una estrategia de deslegitimación de la medida y de los sindicatos, donde el propio presidente posteó la consigna “Yo no paro”, que logró el primer puesto en las tendencias de la red social X. Otra vez, la conocida estrategia de enfrentar “trabajadores vs. trabajadores”.
La CGT realizó el mismo día una conferencia de prensa, donde sus referentes hicieron hincapié en los efectos destructivos que la Ley Bases tendrá sobre los trabajadores y sobre un proyecto de desarrollo nacional en caso de aprobarse. El gobierno espera lograr dictamen en las comisiones del Senado para llevarla al recinto y tener su aprobación antes del “Pacto de Mayo”, encuentro con gobernadores previsto para el 25 de este mes.
Pablo Moyano, co-secretario de la CGT, secretario general de Camioneros y uno de los enemigos declarados del mileísmo, expresó: “La gente ya está cansada de un gobierno que solo ataca los derechos de los trabajadores. Está enfocado en darle la posibilidad a las grandes empresas de hacer su negocio. Ellos gobiernan para ese sector».
La agenda presidencial corrobora las declaraciones del líder sindical. En pleno tratamiento de la Ley Bases, y lejos de atender el clima de conflictividad social en aumento, Milei protagonizó su cuarto viaje a Estados Unidos (la “meca del capitalismo”, como él mismo expresó), cuyas reuniones se redujeron exclusivamente al mundo del empresariado privado. Disertó en la reunión del Milken Institute frente a empresarios e inversores, se volvió a reunir con Elon Musk, dueño de X y Tesla, y tuvo su encuentro con Gianni Infantino, titular de la FIFA. Es de esperar que todo el empresariado del “Círculo Rojo” digital y financiero internacional esté muy expectante ante la posible aprobación del megaproyecto de ley, especialmente por el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), marco legal para la fuga de divisas sin control y el lucro a costa de la apropiación privada de los recursos nacionales.
La contracara es la reforma laboral y previsional, que supone la consolidación de una transferencia brutal de ingresos desde los bolsillos de les trabajadores y jubilados hacia las cuentas en dólares de los hombres más ricos del mundo, la destrucción del entramado pyme y la legalización de la informalidad laboral, lo que “profundizará el grave cuadro de pobreza estructural e indigencia que devasta nuestra comunidad», como reza el comunicado conjunto de las centrales sindicales lanzado en la previa del paro general.
La medida de fuerza se inscribe además en un contexto que viene mostrando un aumento de niveles de movilización de distintos sectores que se agudizan en el marco del debate legislativo. Lo que se vuelve evidente es que, ante las condiciones que vuelven insostenible la vida de millones de argentinos, solo la presión popular puede lograr torcer la voluntad de los representantes en el Congreso y del rumbo del propio gobierno.
(*) Emilia Trabucco es psicóloga, magíster en Seguridad de la Nación, analista del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE) Argentina