Mientras pensaba en un tema para este artículo, ninguna de las opciones de coyuntura llenaba tanto mi cabeza y mi corazón como lo que está sucediendo en la Franja de Gaza, aunque también en el Congo y en Sudán. Las imágenes últimas de los ataques israelíes en Rafah de niños descabezados, de la inaguantable depresión de los adultos en la desesperación de no saber qué hacer, de rostros de niños ensangrentados, aunque también otros jugando aunque casi no tengan con qué, todas esas imágenes se quedarán siempre en mi mente y siempre harán cuestionarme acerca de los desequilibrios de poder y de la crueldad de la que es capaz la raza humana.
Pero decidí no hablar de esa arista porque sino más bien de lo que me permite tener acceso a esa información. Sin duda, es una guerra con una cobertura multicanal en vivo, a pesar de las limitaciones de conexión a internet y de la intermitencia del servicio de energía eléctrica. Mientras veo las noticias por internet en los canales de YouTube de la Al Jazeera o la Deutsche Welle, también veo videos en TikTok de los periodistas y civiles que transmiten desde la Franja de Gaza. Nunca antes había estado tan cerca del campo de guerra, puedo ver cómo caen bombas en el mar, a metros de la costa de Gaza; puedo ver la destrucción de infraestructura en el sobrevuelo de los drones en el territorio; los habitantes de la franja me muestran cómo consiguen agua que nunca es potable lamentablemente; y también veo el sufrimiento de miles de familias con muertos a sus pies. El horror. Mientras también veo las declaraciones de Netanyahu, de las negociaciones para ingresar ayuda humanitaria, de los juicios internacionales contra Israel en los canales de YouTube; y recibo información en Instagram y canales de Telegram de activistas dispersos por el mundo con llamados de ayuda para donar en gofundme.com a familias en Gaza.
He podido también acercarme a canales proisraelíes, escuchar sus razones, ver el clamor de las familias de los rehenes que aún tiene Hamás, aunque también ver con desagrado cómo se alegran de destruir alimentos destinados a palestinos.
Varios de los canales de TikTok están en español, lo que me permite tener un acercamiento mayor a esas noticias. Internet está permitiendo acercarse a estos eventos internacionales a través de variadas miradas, tenerlo omnipresente todo el tiempo, algunas fuentes con mayor tratamiento informativo y con mayor editorialización, otras fuentes testimoniales, quizás con menores criterios editoriales. La sección “internacional” de los medios ha cambiado por este periodismo ciudadano que ofrece variedad de miradas y de juicios.
ELIANA QUIROZ
es ciberactivista y burócrata.