El 14 de junio de 1928, nació en Rosario, Argentina, un hombre que cambió la historia en su resistencia de los pueblos libres del mundo, la cara más visible de la lucha antiimperialista, anticolonialista y antisionista, Ernesto Guevara de la Serna, más conocido como el Che, referente y símbolo no solo para América Latina, sino también para el mundo, cuya revolución continúa siendo un paradigma de lucha perenne.
La lucha por los derechos de los oprimidos y desposeídos, y la liberación de la dominación de los opresores, fue y sigue siendo la consigna de la gesta heroica del Che, la que lo llevó a traspasar continentes llegando a África, Palestina, Asia y otros países en donde forjó los bastiones de rebelión contra el colonialismo, el capitalismo y el apartheid.
El 18 de junio de 1959, el Che visitó la Franja de Gaza, siendo un hecho histórico que marcó el inicio del carácter internacional de la causa palestina, señalando una nueva era en las luchas anticoloniales como lo manifestó el historiador palestino Salman Abu Sitta, ya que fue la primera vez que un revolucionario famoso —coronado con el éxito de la revolución cubana el 1 de enero de 1959— presenció la devastación producida por la Nakba (“catástrofe” en árabe), ocasión en que Naciones Unidas favoreció la creación del Estado de Israel, promoviendo la limpieza étnica de Palestina en manos del proyecto colonial sionista, en donde más de 800.000 palestinos fueron expulsados por la fuerza de sus tierras.
Su viaje fue posible por invitación del entonces presidente de Egipto, Gamal Abdel-Nasser, reconocido mandatario del Movimiento de Países No Alineados, quién invitó al Che a El Cairo y luego al enclave costero, donde recorrió varios campos de refugiados palestinos, entre ellos el campamento de Al-Bureij, presenciando la situación de pobreza y penuria en que se encontraba, y fue ahí donde mencionó la palabra “resistencia” como única forma de liberación.
Hoy al cumplirse 65 años de la visita de Che a la Franja de Gaza, su figura mantiene vigencia en la Resistencia Palestina, que se mantiene de pie en estos 76 años de catástrofe continua, y frente al recrudecimiento del genocidio, la limpieza étnica, perpetrado desde el 7 de octubre, cuando se llevó a cabo la “Tormenta Al Aqsa” en defensa de Palestina.
La imagen del Che sigue viva en los bastiones del Eje de la Resistencia, en estos más de ocho meses que el régimen sionista israelí, junto a EEUU, han llevado a la peor crisis humanitaria a Gaza, a la hambruna, al exterminio, a la inanición, al infierno de los niños por el asedio aéreo, naval y terrestre en Rafah, en Al Nuseirat, donde se encuentran los campos de refugiados, que al presente se han cobrado la vida de casi 38.000 palestinos, y más de la mitad son niños y mujeres.
El Che vive en cada uno de los combatientes del Movimiento de Resistencia Islámica, la Yihad Islámica, Brigadas Al-Qasam, Brigadas Al-Quds, el Frente Popular para la liberación de Palestina, Brigadas de Resistencia Nacional (Fuerzas del mártir Omar Al-Qasim), Brigadas Muyahidin, Brigadas Mártir Abu Ali Mustafa, Brigadas Al-Naser Salah Al-Din.
Así como todos los que luchan por la libertad de Palestina, que son los países que aun siendo bloqueados y censurados seguirán apoyando esta resistencia como son el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica en Irán (CGRI) y el gran movimiento de Fuerza Basij, “La milicia del pueblo”, el movimiento de los Huzíes (Hutíes) y Ansorolá (Partidarios de Dios) en Yemen, el movimiento de Hashed Al-Shaabi y las Fuerzas de Movilización Popular en Irak, y el movimiento de Hezbolá del Líbano.
La lucha del Che traspasó la victoria del Eje de la Resistencia, pues el fracaso de Benjamín Netanyahu no puede borrar la imagen que nos observa desde los muros de la dignidad humana.
(*) Sdenka Saavedra Alfaro es escritora, corresponsal de la cadena iraní HispanTV