La proximidad de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y los comicios parlamentarios en Francia, convocados para este mismo año pleno de turbulencias, coloca en el espejo de la política internacional a dos gobernantes disimiles que enfrentan igual fenómeno emergente: el populismo, desde áreas geográficas distantes, pero encarando idénticos escollos que escapan al control de su poder.
Desde Washington, Joseph Robinette Biden Jr., mas conocido como Joe Biden, a sus 81 años brega por su reelección como presidente en las elecciones programadas para el 5 de noviembre, coronando su carrera política que comenzó como joven senador en 1975, escalando todos los peldaños hasta la vicepresidencia cuando Obama. Está marcado por trágicas desgracias en su vida privada al perder a su primera esposa junto a su hija en aquel accidente automovilístico; más tarde a su hijo Beau, víctima de un cáncer y finalmente, sufrir los avatares de la adicción de su hijo Hunter, hoy procesado judicialmente por otras infracciones. Tras casi cuatro años en la Casa Blanca, el balance de su gestión podría calificarse como positivo, ello apoya ser aún el candidato único del Partido Demócrata, pese a su desastrosa prestación en el debate frente a Donald J. Trump, su adversario republicano.
En cambio, en Paris, Emmanuel Jean-Michel Frederic Macron, a sus 46 años, quien ejerce desde 2017 —reelecto en 2022— la presidencia con un corte casi imperial, sostenido por la mayoría de su partido (ahora) Renaisance, cuya buena parte de sus escaños acaba de perder en las recientes elecciones parlamentarias. Contrariamente a Biden, Macron, a nivel personal, lleva días tranquilos, sin hijos, junto a su esposa Briggitte, su antigua profesora de literatura, su mayor en 20 años…, seducida con esfuerzos dignos de novela romántica. No obstante que su mandato fenece recién en 2027, el sistema semiparlamentario francés otorga amplio poder a la Asamblea Nacional, cuya mayoría escapó de las manos presidenciales, obligándole quizá a gobernar en “cohabitación” con un primer ministro de la oposición, probablemente del RN (Agrupación Nacional) reputado de extrema derecha, en cuyo caso su iniciativa gubernativa quedará seriamente recortada. De darse ese paso, el primer ministro será Jordan Bardella (28), protegido de Marina Le Pen, inefable rival de Macron en las disputas presidenciales.
Tanto Biden como Macron confrontan sus agendas de gestión democrática con propuestas populistas de alto contenido irresponsable, curiosamente en temas parecidos como la inmigración, la seguridad ciudadana y la economía popular. Además, puntos candentes de política exterior podrían optar por rumbos diferentes a los trajinados hasta hoy. Por ejemplo, la ayuda militar y financiera a Ucrania en su pleito con Rusia, en cuyo paquete el envío de tropas francesas o europeas quedaría excluido y la contribución americana a la OTAN tendría un marcado retroceso. En ambos puntos, el Kremlin tendría gran motivo de regocijo.
Carlos Antonio Carrasco
es doctor en Ciencias Políticas y miembro de la Academia de Ciencias de Ultramar de Francia