Las frases de Trump volvieron a hacer historia durante el cierre de la Convención Nacional Republicana al aceptar oficialmente su candidatura a las elecciones presidenciales del 5 de noviembre de 2024: «Tenemos que detener la invasión en nuestro país que está matando a cientos de miles de personas al año». Esta odiosa frase recuerda a la pronunciada en 2016, cuando dijo que EEUU estaba siendo «inundado de criminales» que accedían por la frontera con México entre la inmigración indocumentada y se comprometió a construir un muro de 2.000 km de largo entre EEUU y México, aunque solo logró levantar una muralla de 600 km. Por eso, ahora Trump en la convención prometió cerrar la frontera con México «desde el primer día» y amenazó: «Y terminaré el muro, que en gran parte ya he construido» (BBC News mundo).
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Estas frases lapidarias de Trump sobre “invasión” y el “muro” en los tiempos actuales de creciente xenofobia o denegación de la igualdad de derechos en razón del origen geográfico de una persona, son muy preocupantes puesto que se ha agudizado el problema de la migración no solo en EEUU sino a nivel mundial, al abarcar a Europa, África, Asia, Oceanía y América Latina y el Caribe. Sin embargo, según los datos de la Oficina Internacional de Migración (OIM), entre sus reportes de 2000 y 2024, la cifra de migrantes casi se duplicó, al subir de 150 millones en 2000 a 281 millones en 2020 y representar un incremento de su participación en la población mundial de 2,8% a 3,6%.
La imagen que tenía del problema, según los medios de comunicación, era diferente, creía que era de mayor magnitud sobre todo cuando uno ve los problemas de los migrantes en la frontera de EEUU, en el mediterráneo o en el norte de Chile. No obstante, habría que hacer varias salvedades sobre la magnitud del problema.
Países de origen y destino. Las frases de Trump pueden incendiar la pradera a nivel mundial porque es una realidad el problema de la migración y su falta de tratamiento armonizado a nivel de países, regiones y el mundo. Las últimas estimaciones de la OIT (2024) sobre la brecha de empleo muestran que 402 millones de personas están sin trabajo, pero quieren trabajar en 2024. Esto incluye a los 183 millones que se contabilizan como desempleados. El número de trabajadores con empleo informal ha crecido de aproximadamente 1.700 millones en 2005 a 2.000 millones en 2024. Es decir, existe una enorme base potencial para migrar.
Los datos del Informe sobre migraciones en el mundo 2022, de la OIM, indican que EEUU es el principal país receptor, medido en valores absolutos del número de inmigrantes, estimados en 43,4 millones, sin embargo, en términos relativos, en proporción a su población, los inmigrantes representan el 13,1%, y ocupa el décimo lugar entre los principales países de destino de los inmigrantes. Sin embargo, el problema no es de ahora, puesto que en 1995 también ocupaba el primer lugar de destino de los inmigrantes con 24,6 millones, que representaban el 9,3% de su población.
Por país de origen de los migrantes, la sorpresa para mí es India, que ocupa el primer lugar con 17,8 millones, le sigue México con 11,1 millones. La diferencia es que, en el caso de India, los emigrantes representan solo el 1,3% de su población, mientras que en México es un 7,9%. Un país que llama la atención es Venezuela, que en una época fue un país receptor de inmigración no solo latinoamericana, y en especial de Chile en los años 70, y que ahora ocupa el décimo primer lugar con un total de 4,49 millones de emigrantes, equivalentes a un 13,6% de la población, aunque otras fuentes suben a 7,1 millones, que representan un 20%. Este problema no se vio venir en la región, como muchos otros, y debía haber sido parte de una respuesta conjunta por lo menos de América del Sur en el marco de la tan proclamada integración verbal.
Es así que el tema candente está en el tapete no solo en EEUU, sino a nivel de la región y ojalá no se le siga al mensaje desorejado de Trump y de su programa de gobierno, formulado en noviembre de 2023, titulado Agenda47: No hay asistencia social para los extranjeros ilegales.
(*) Gabriel Loza Tellería es economista.