No tenemos la respuesta certera a esta relevante pregunta, pero sí hemos encontrado muchas pistas sobre lo que pudiera suceder en la próxima cita electoral presidencial en Ecuador.
En Celag Data, después de 53 encuestas realizadas en América Latina, en ocho países, en estos últimos cinco años, consideramos que los estudios cuantitativos más precisos para estimar con mayor precisión el comportamiento electoral son los que se realizan con una cierta distancia del día de la votación. ¿Por qué? Fundamentalmente, porque el resultado electoral se explica mejor desde la Política, en mayúsculas y en todas sus dimensiones: identidades políticas que son verdaderos surcos profundos de cada sociedad, sentidos comunes que ordenan preferencias sociales e ideológicas, preocupaciones cotidianas, horizontes que están en disputa, etcétera.
Indudablemente, la campaña electoral importa, pero mucho menos de lo que presuponemos. La vertiginosa coyuntura siempre provoca una relativa ceguera de perspectiva en todo proceso político.
Y por ello, una encuesta de cierto calado político y social, menos sometida al estrés electoral, nos ayuda mejor a entender lo que se avecina en cuestión de votos.
Nuestra última encuesta Celag Data para Ecuador (presencial, con 2.140 casos, en todo el país) nos da claves importantes:
1) El país no funciona. La economía no va bien: el 56,7% cree que el país atraviesa una fuerte crisis. No hay confianza en que hacia delante la situación vaya a mejorar (57,1%). Solo una minoría (35,5%) considera que el FMI sea una buena solución para estabilizar la economía. Por su parte, en materia de seguridad, tampoco hay una sensación de mejora: para un 72,3% la inseguridad no mejoró en sus barrios. Y la mayoría de las instituciones no gozan de mucho apoyo. El Poder judicial tiene una imagen negativa muy alta (65,3%); la Asamblea y los bancos, también (65,4% y 50,1%).
2) Noboa ha comenzado su declive. Hace ocho meses que gobierna y hay muestras inequívocas de pérdida creciente de confianza. Por ejemplo, solo un 16,1% sostiene que la gestión económica es buena (el 42,1%, regular; y el 41,2%, mala). Otro dato en este mismo sentido: el 57,1% considera que el actual gobierno “no podrá mejorar la situación económica del país”.
La evaluación general de su gestión no es mucho mejor. Los datos son muy similares. Y algo muy parecido ocurre en la lucha contra la inseguridad (la valoración buena es de 21%). Además hay otro dato importante: el 64% de los ecuatorianos está en desacuerdo con el incremento de impuestos al combustible y del IVA para luchar contra la inseguridad. La imagen negativa (49,8%) de Noboa ya es superior a la positiva (43,2%).
3) El correísmo está fuerte. En cuanto a las opiniones sobre Rafael Correa, su imagen positiva asciende al 46,6%. Es un valor muy alto luego de tantos años de estar en el centro de la escena política. Es importante resaltar que entre los jóvenes, su imagen positiva es aún mayor. Las evaluaciones sobre su gestión como presidente son mayoritariamente positivas: un 45,8% señala que fue “Buena”, frente a un 37,1% que la califica como “Regular”, y solo un 14,4% afirma que fue “Mala”.
4) El futuro y la nueva Constituyente. La crisis de representatividad de la clase política es un fenómeno sin discusión: el 67,3% afirma que la clase política vive en su burbuja, alejada de los problemas de la gente normal. En este momento, luego de estos años de gran deterioro social, económico y político, los ecuatorianos quieren un cambio. Y que no sea un cambio cualquiera.
Respecto de la posibilidad de realización de una Asamblea Constituyente, el 49,8% afirma que sería una buena herramienta para mejorar el país, frente a un 39% que señala que el país no la necesita. Y por último, otro dato fundamental para adivinar lo que pudiera pasar en la próxima elección presidencial en Ecuador: hay más gente que cree que lo peor que podría pasarle al país es que “Gane la derecha” (43,4%), frente a un 38,4% que considera que sería que “Gane el correísmo”.
Parece que el péndulo en Ecuador está comenzando a moverse en otra dirección. La derecha ya demostró que no sabe gobernar, es injusta e ineficaz; y usar el odio como base movilizadora tiene sus límites en la realidad cotidiana que no mejora. Y por tanto el recuerdo de lo que fue un país mejor comienza a ser una opción deseada para un futuro inmediato.
Alfredo Serrano Mancilla es doctor en Economía y director del Celag.