Las criptomonedas, conocidas coloquialmente como “dinero digital”, han ganado gran relevancia en los últimos años gracias a su creciente aceptación como medio de intercambio en el comercio, este fenómeno ha impulsado a las economías de todo el mundo a adaptarse a las mismas e integrar estas nuevas formas de dinero.
Bolivia no es la excepción y en medio de un contexto económico marcado por la especulación y restricciones bancarias, el reciente levantamiento de la regulación que prohibía la compra y venta de criptomonedas en nuestro país representa una oportunidad significativa para la población. Con la especulación de divisas extranjeras afectando gravemente las actividades económicas, las criptomonedas emergen como una alternativa viable.
En este contexto, es importante destacar dos aspectos clave de las criptomonedas. Primero, su utilidad frente a la especulación con divisas extranjeras, que es causada principalmente por la importante reducción de recursos debido a la subvención de hidrocarburos, la falta de aprobación de créditos en la Asamblea y bloqueos de caminos con motivos políticos que afectan el flujo económico; estos factores han hecho que obtener divisas sea cada vez más difícil y costoso.
En este entorno de incertidumbre, las “criptomonedas estables” se presentan como una opción segura, a diferencia de las “criptomonedas volátiles” como el Bitcoin, cuyo valor puede cambiar drásticamente en minutos. Las criptomonedas estables, vinculadas a activos de valor fijo, materias primas o monedas fuertes, mantienen un valor constante, lo que facilita grandes transacciones como la compra de inmuebles o automóviles.
El segundo aspecto es la creciente aceptación de las criptomonedas en el comercio internacional. Importadores y empresarios bolivianos, que enfrentan dificultades para acceder a divisas extranjeras o que solo pueden obtenerlas a precios exorbitantes, encuentran en las criptomonedas una solución práctica y que además de ser fácilmente convertibles a otras monedas, su uso y transferencia implican comisiones bajas, lo que las hace aún más atractivas.
A nivel global, cada vez más empresas e individuos están adoptando las criptomonedas como una forma legítima de transacción, lo que refleja claramente su creciente aceptación. Esta tendencia no solo demuestra la confianza que están ganando como medio de intercambio, sino también su potencial para transformar el sistema financiero global, esperando que en los próximos años, esta adopción continúe en aumento impulsada por la digitalización constante de la economía y la búsqueda de alternativas más eficientes y seguras para realizar transacciones a nivel mundial.
El uso de criptomonedas y las tecnologías relacionadas han avanzado rápidamente y nuestro país ha dado un paso importante al levantar las restricciones sobre su comercialización, sin embargo, junto con estas oportunidades surgen riesgos, debido a que se ha visto un aumento en el número de “expertos” en criptomonedas y empresas que bajo la apariencia de ofrecer servicios especializados, buscan aprovecharse económicamente de la situación.
Por ello, es fundamental la participación activa de los entes regulatorios, como la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero, la Unidad de Investigaciones Financieras y el Banco Central de Bolivia, destacando positivamente a esta última institución, puesto que ha iniciado un plan educativo para informar a la población sobre el uso adecuado de las criptomonedas a través de talleres, publicaciones, videos y otras estrategias. Esta labor educativa es esencial para asegurar que la adopción de las criptomonedas se haga de manera segura y beneficiosa para todos los bolivianos.
(*) Wálter Marañón Quiñones es economista