Martes
Está subiendo el pan, por las gradas. Se lo escucha, dando pasos pequeños pero firmes, tarareando una canción nunca escuchada, y eso es una cosa difícil, pero no imposible. En la azotea hay dos pájaros picoteando las migas, del pan que sube. Tampoco imposible en un mundo en el que pasan cosas disímiles y se está pensando de maneras distintas, al mismo tiempo. Apenas alumbra el sol, una tía casi joven recibe una noticia en el teléfono, una silente, escueta, simple. El sobrino ha desaparecido, pero ha dejado un rastro con migas de pan.
Miércoles
Hay cenizas por todo el lugar en el que alguna vez hubo un bosque y estarán también mañana, pero no las huellas. Hay huellas nuevas que van desapareciendo en la medida en la que avanzan hacia lugares oscuros y detrás de la niebla, donde habitan los seres del miedo. No el miedo en sí, sino los entes desconocidos, los mal imaginados, los mal venidos. Por el apuro, entre beber el té helado y guardar cosas en la bolsa, ha dejado, la tía, las llaves de la breve casita, sobre la mesa. Al darse cuenta, horas más tarde, piensa en algunas opciones. Romper un vidrio, llevar un cerrajero, poner la puerta en venta y otras. Elije la primera, se apresta a romper el vidrio pero la puerta se abre. Hola tía, saluda el sobrino.
Jueves
Al señor de los milagros le han cortado la luz por falta de pago y no sabe reconectar el medidor. Pero tiene velas, de sobra. Lo que no sabe es dónde están los fósforos, todavía, recuerda, tenía en algún lado, dos cajitas de esas cuando en la patria había una fábrica de fósforos y trenes vivos ascendiendo a la montaña. Es la fecha anotada por la señorita, para expresar su amor, por decir algo, ya que se trata de un deseo incontenible, al profesor de su sobrino, al que imagina en una fotocopia, pegada en un poste. Va decidida, pensando en qué decir, qué cara poner. Le sugirieron durante tantos años, que la iniciativa no la debe tomar ella, aunque le salga un letrero en la frente que diga lo contrario.
Viernes
Se ha promulgado un decreto que prohíbe, bajo pena de hasta 27 años de cárcel, dejar caer pianos desde más de 3 pisos de alto. Se acompaña el decreto con la divulgación de una noticia de hacen 3 años, en la que se describe con detalle sobre la muerte de 3 personas aplastadas, cada una, por un piano de modesta cola. Hay 2 x 1 en la tienda de vestidos para novias, la más antigua de la zona rosa. Pero las novias están ya en peligro de extinción a causa de las nuevas relaciones no monógamas. Parada en una esquina de la ciudad, atribulada, la tía arregla su cabello, piensa en que a ver si ahora, o mañana, se anima al fin a declarar sus intenciones al profesor.
Sábado
Un profesor ha conseguido un nuevo trabajo en Etiopía, se sabe que le irá mejor que en su actual trabajo, actual ciudad, actual país, actual continente. No tiene ningún problema ni compromiso así que decide irse. Sentía una especial atracción por una señorita. Jamás se animó a decirle nada a la tía de su alumno, por temor a ser acusado de acosador o algo peor. Juega la selección nacional de béisbol de playa, con la selección de La Haya, en Iquique, ya hay un bus lleno de fanáticos, a punto de partir. Se celebra una boda en la iglesia de San Ramón nonato, la novia va vestida de seda.
Domingo
El cielo llora junto a la tía. Se ha inundado la zona rosa, de novias, según el reporte matinal de la prensa residual. A eso de las 11:13 de la mañana, se va a vender pescado fresco recién llegado de Iquique, bueno, bonito y barato.
(*) Óscar García es compositor y escritor