Han de disculpar mis dos lectores que por esta vez no me ocupe de Donald Trump y sus fechorías, pero cuando se trata de mis seres queridos tengo la misma debilidad que todos. Les cuento: en Llallagua, lugar de nacimiento de Jorge Mansilla Torres, más querido como Coco Manto, se están recolectando llaves para hacerle un busto. Una iniciativa de Liliana de la Quintana y Pablo Mansilla, que ya juntaron algo, pero no lo suficiente como para fundir el metal necesario para la escultura. Si a usted le sobra una llave, no la tire y contribuya a esta campaña para que nuestro poeta no caiga en el olvido.
Ni en el olvido, ni en el desdén. Porque una vez que ya esté el busto, ¿dónde lo van a poner? Según me contó Pablo —es hijo de Coco— las autoridades de Llallagua se están haciendo los locos, o los amnésicos. ¿Sabrán estos quién es Jorge Mansilla? ¿De su contribución no sólo al proceso de cambio, sino a la patria como periodista y diplomático? ¿De su persecución y exilio? ¿De su vivir a salto de mata de mano de su mujer, Martha Salinas, por oponerse a las dictaduras? ¿Sabrán algo de su obra literaria?
No creo. ¿Saben qué le contestaron a Víctor Hugo Salinas, sobrino de Coco, cuando les pidió que una calle de Llallagua llevara su nombre?… Que todas las calles ya tenían nombre.
¿Qué sigue? ¿Que le prohíban hacer los festivales de poesía que Víctor Hugo organiza cada 23 de abril, en festejo del día de nacimiento del insigne potosino?
Pablo dice que en Llallagua casi no hay estatuas, bustos y otros símbolos en sus plazas y parques y que hay un libro local que lo demuestra. Por ejemplo: en la plaza que está junto a la calle Linares, donde Jorge Mansilla vivió, no hay nada en su centro, un adorno, una fuente, nada. Ahí podría quedar el busto, justo frente a la escuela 1 de Mayo, donde Coco aprendió a leer. ¿Será pedir mucho?
El pasado 24 de enero se cumplieron tres años de la muerte de Jorge Mansilla y le pregunté a Pablo qué fue del libro biográfico que la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia anunció en los periódicos en agosto de 2022. La Fundación lo financiaría y el biógrafo Elías Blanco lo escribiría. ¿Qué paso? Otra odisea.
Pablo me contó que varios funcionarios de la Fundación, entre ellos Luis Oporto y David Aruquipa, fueron a su casa para concretar el asunto; firmaron un convenio por el que la familia entregaría los archivos familiares, tomaron fotos, escanearon documentos y Elías Blanco empezó a entrevistar gente.
Entusiasmada, la familia se dio a la tarea de juntar todo el material que pudieron, no sólo los seis libros de poesía, que contienen sólo un tercio de los mil poemas que escribió, sino también los tres de ensayos, los otros tres de humorismo, las letras de las cantatas y todas sus letras musicalizadas. ¿Y los archivos radiofónicos?, también eso, pero también su obra periodística: Coco fue periodista desde los 16 años, no sólo en las minas, sino también en La Paz y en el exterior; ah, entonces había que ir a Perú y entrevistar a gente que trabajó con él en El Expreso y el Extra de Lima, a México para hablar con los del Excélsior donde escribió unos 12.000 epigramas y una cantidad indeterminada de artículos, y de paso, ir a la UNAM a rescatar un libro con los discursos de cuando fue embajador… a Elías Blanco le sobrevino una repentina enfermedad que requería una operación urgente. Van a disculpar; no voy a poder.
La Fundación les dijo que buscaran otro biógrafo, y así, decidieron que el periodista Julio Peñaloza escribiera el libro. Perfecto, pero había un problema: Peñaloza trabajaba en una dependencia gubernamental y eso le impedía ser contratado. Tuvieron que esperar a que dejara ese trabajo, hasta diciembre de 2023. Pablo dice que la Fundación dijo que no habría problema, que el financiamiento estaba asegurado y que en 2024 se autorizaría el contrato. Pero llegada la fecha, salió con que sólo pagarían la edición, pero no al escritor; que la familia le pague. Total, que la Fundación del Banco Central también se bajó del barco y los dejó a la deriva.
Pero cuando todo se creía perdido, la semana pasada surgió la noticia: Peñaloza le dijo a la familia que Vicepresidencia editará el libro y que, si no ocurre otra cosa, lo tendremos en junio de este año. ¿Será? Como sea, mientras tanto, se reciben llaves.
Javier Bustillos Zamorano es periodista.