Hace unos días tuve la oportunidad de viajar a Ecuador y a algunas ciudades como Quito y Salasaca. Haber vivido por varios años y en diferentes momentos, siempre le lleva a uno a recordar sobre varios momentos agradables. Volver a Quito, la capital del país, es casi siempre comparar lo que ves y lo que recuerdas. Por los años 80, algún amigo ecuatoriano me decía que Quito es como un chorizo, extendido de norte a sur, pero hoy se ensanchó también a los costados, haciendo una especie de embuchado y muy habitado.
Algunos referentes siguen primando como el famoso cerro de Pichincha, como el ruku y el wawa. Cómo no recordar cuando el avión aterrizaba al aeropuerto Mariscal Sucre, situado en el corazón del norte de la ciudad. Hoy hay otro aeropuerto, más al norte de la ciudad. Por el centro de la ciudad busqué algunas frases tan poéticas que solía escribirse en algún muro de la ciudad. Aunque al entrar a la ciudad decía “Bienvenidos a Quito arrecho”, no sé si es grosería, pero lo tomé como una broma de algún escritor callejero que adorna las calles de la ciudad. Me encantaba ir a las librerías sea de material nuevo o usados. La famosa librería Librimundi ya no se encuentra cerca de la avenida Amazonas, dicen que aún sobrevive en algún centro comercial de la urbe.
Fui al mirador más turístico de Quito, El Panecillo, que por los años 80 era un promontorio de tierra, pero hoy es un lugar muy agradable, lleno de quioscos con artesanías y comida. En la Plaza Grande, como se llama, donde está el poder político del Carondelet. Esta plaza siempre fue un lugar muy concurrido y lleno de gente, porque es el centro histórico de la ciudad y del país. Pero estaba muy resguardada de gran contingente militar y los quioscos con artesanía y cafés, situados debajo del Palacio cerrados. Supongo por razones de seguridad o para que no ingresen los manifestantes en contra del presidente Daniel Noboa. Pero al conversar con amigos y colegas, todos me manifestaron de cómo cambio el país, de una ciudad tranquila y muy acogedora a otra con mucho miedo e incertidumbre, sobre todo de los robos y asaltos que se ha hecho muy cotidianos.
En medio de esta incertidumbre social, está el proceso de elección para la Presidencia del país. Casi la veintena de candidatos para Presidente dan una señal de la profunda dispersión y atomización social que vive nuevamente Ecuador. No es extraño que los candidatos lleven un chaleco antibala y un policía muy bien armado a fin de resguardar su seguridad física, después de lo ocurrido hace algunos años con un candidato que fue muerto mediante un atentado.
De la multiplicidad de candidatos/tas, casi todos aseguran que no habrá un claro ganador y que habrá una segunda vuelta, posiblemente entre el actual presidente derechista Daniel Noboa y Luisa Gonzales, del ala del correísmo. Hay algunos candidatos quechuas, pero el más interesante es Leónidas Iza, pero muchos piensan que no obtendrá buena votación. El 9 de febrero, fecha de las elecciones aludidas, se sabrá de algún/a ganador/a.
Hasta hace poco, Quito sufrió 14 horas de corte de energía eléctrica, todos los días, y que puso en grandes dificultades al país, incluso con el cierre de fábricas, y es el recuerdo más penoso. A propósito, recuerdo que por los años 2000, el gobierno de entonces promocionaba que los ciudadanos consuman energía eléctrica mediante las cocinas eléctricas. Qué paradoja que, hoy, esa oferta masiva se haya transformado en la escasez extrema. ¿Qué paso? ¿Falta de previsión de políticas públicas? Me gustaría seguir contándoles otros aspectos de mi visita, como el municipio de Salasaca, aquella región a la que le dicen “bolivianos”. ¿Por qué? Sera en otro momento. Ecuador profundo aún sueña con la esperanza de días mejores, ojalá muy pronto. Wasitampiwa purt’awayta Ecuador markaru. Janikiwa suma sarnaqawixa utjkiti. [ Esteban Ticona Alejo]