El domingo 2 de febrero los mexicanos se fueron a dormir tristes, preocupados y con la resignación de que al día siguiente entraría en vigor un 25 por ciento de aranceles en contra de su economía, que un agresivo Donald Trump les había asestado. Pero oh sorpresa, bastó una llamada telefónica de la presidenta de México al magnate para no sólo frenar la amenaza y los insultos, sino poner al descubierto los puntos flacos por donde se puede contraatacar al mandatario estadounidense.
Sorprendidos todos, incluidos los integrantes de su gabinete, preguntamos casi al unísono ¿qué pasó? ¿Cómo fue que logró eso? La respuesta de Claudia Sheinbaum en su conferencia de las mañanas fue simple: ante cualquier amenaza o agresión se debe tener la cabeza fría, helada, aunque el corazón se esté incendiando. Con esa cabeza fría habló ese lunes con el siempre caliente Donald Trump, y de a poco, con argumentos sólidos, lo fue enfriando, frío, frío, hasta lograr que Trump le preguntara, casi amable: ¿bueno, y cuánto tiempo quiere suspender los aranceles? Sheimbaum se dio el lujo de bromear: pues para siempre señor presidente. Después de la risa, ella misma puso el plazo: un mes, pasado ese tiempo volverían a hablar.
Donald Trump está acostumbrado a imponerse, en el fondo sigue siendo ese comerciante que primero amenaza e intimida y luego, debilitado su oponente, negocia y obtiene siempre una ventaja. Es su estrategia y la publicita en los libros que escribió. Así, sin ningún decoro diplomático, acusó al gobierno mexicano de ser cómplice del narcotráfico, alentar la migración y abusar económicamente de su país con un déficit comercial; por eso el castigo arancelario.
Científica, acostumbrada a formular conclusiones basadas en la evidencia, Sheinbaum no le permitió a Trump mezclar los problemas: una cosa es el narcotráfico, otra la migración y otra la economía; vamos por partes. Del narcotráfico, le hizo comprender que es un problema no sólo de México, sino bilateral, pues en Estados Unidos es donde hay más consumo y demanda de drogas; donde hay un problema de salud desatendido con 107.888 muertos al año por sobredosis de fentanilo, que no empezó ayer, sino en los 90 cuando la farmacéutica Purdue Pharma inundó ese territorio con el analgésico OxyContin, sabiendo que su principal ingrediente era altamente adictivo; todo en complicidad con las autoridades del ramo.
¿Por qué los cárteles mexicanos son tan letales? Porque Estados Unidos les proporciona las armas ¿Qué hace un lanzacohetes del ejército estadounidense en manos de los narcos? ¿Cómo es que llegan de allá 200 mil armas de alto calibre al año? ¿Quién distribuye las drogas en Estados Unidos? ¿No hay cárteles allá?
De los aranceles, Sheinbaum le documentó que México es el primer socio comercial de Estados Unidos, por encima de China y otros países, y que los más perjudicados serían los consumidores estadounidenses ¿Y el déficit que Estados Unidos tiene con México? le preguntó Trump y Sheimbaum le respondió: pues esas cosas ocurren cuando uno es socio comercial de otro, normal del movimiento económico donde se gana y se pierde.
Así, la mexicana fue desmoronando uno a uno los embates de Trump y se comprometió a enviar 10 mil soldados a su frontera para controlar la migración y conformar grupos bilaterales para atender cada uno de los puntos en conflicto. No obstante ese acuerdo, el siguiente lunes Trump volvió a decretar aranceles, ahora del 25 por ciento al acero, proveniente de cualquier lugar del mundo, los más perjudicados Canadá, Brasil y México que le vende a Estados Unidos el 80 por ciento de su producción. Con la cabeza fría, Sheimbaum recomendó esperar al 12 de marzo, día en que entraría en vigor la nueva amenaza, pero ya envió a su equipo negociador, cargado de argumentos, para que apague ese nuevo fuego. De todos modos, dijo, su gobierno no sólo tiene un plan B, sino un C y hasta un D por si no resultara.
David contra Goliat, dicen de esta batalla, pero prefiero compararla con el estilo de un famoso boxeador mexicano, Julio César Chávez, que en sus peleas nunca perdía el control, aunque sus rivales fueran más fuertes y agresivos. No respondía con la misma violencia, pero golpeaba en zonas específicas, ganchos al hígado y al estómago, rápidos y repetidos. Golpea al cuerpo que la cabeza caerá sola, decía. [ Javier Bustillos Zamorano es periodista]