Hattusa fue una ciudad ubicada en Anatolia, cerca de la actual capital de Turquía, Ankara. Con una extensión de 185 hectáreas, se convirtió en uno de los núcleos poblacionales más importantes del antiguo Oriente.
Lo singular de su historia es que, debido a una supuesta maldición que afectaba a la población, la ciudad fue abandonada. Sin embargo, el rey hitita Hatusile desafió esas creencias negativas y decidió refundar la ciudad. Para ello, mandó a construir un imponente palacio en lo que se denominó la acrópolis de la historia.
A pesar de su renacimiento, Hattusa carecía de defensas adecuadas, lo que permitió que fuera invadida. Ante esta amenaza, el rey ordenó la construcción de una muralla de dos metros de grosor. No obstante, la ciudad solo sobrevivió unas pocas décadas más antes de ser nuevamente asaltada.
Los historiadores relatan que la ciudad sufrió invasiones concéntricas que la pusieron al borde de la aniquilación durante la primera mitad del siglo XIV a.C.
En el año 1322 a.C. se inició la tarea de reconstrucción, para lo cual fue necesario levantar nuevas fortificaciones que abarcaban cinco kilómetros de largo. Lo notable es que, en poco tiempo, se construyó una doble muralla, que motivó a edificar un gran templo en honor al Dios de la Tormenta. Las excavaciones recientes revelaron que, en esa época, Hattusa ya contaba con 26 templos, lo que demuestra el gran auge de la ciudad.
El arqueólogo Peter Neve, experto en la historia de Hattusa, afirmó que la ciudad fue un centro sagrado y ceremonial, y que representaba el cosmos hitita; mientras que el palacio simbolizaba el mundo terrenal.
Además de su vida religiosa, Hattusa contaba con complejos sistemas de almacenamiento, como enormes silos de grano y grandes tanques de agua para abastecer a su población.
Un aspecto clave en la historia de la ciudad es el valioso legado de archivos que dejó. Éstos se conservan en fragmentos de tablillas de arcilla, que documentan la civilización hitita. También existen otras tablillas que abordan temas relacionados con el culto y las relaciones de los hititas con otros imperios, sobre todo con Egipto.
Lo más sorprendente es que, en los años 1990-91 se descubrieron 3.500 improntas de sellos, lo que sugiere que estos documentos históricos detallaban la genealogía de la familia real hitita.
Parece claro que el fin de Hattusa no fue abrupto ni violento, ni que la ciudad fue destruida por completo. Más bien, fue abandonada paulatinamente por su población, sucumbiendo finalmente a los saqueos externos, tal como afirman los escritos históricos.
Curiosamente, aunque existió desde el siglo XVII hasta el XII a.C., Hattusa desapareció debido al abandono de su gente. Empero, los historiadores coinciden en que este colapso se debió al avanzado estado de deterioro de la ciudad.[ Patricia Vargas]