Zapatero y Rajoy se saludan antes del debate. (Foto: EFE)
4 de marzo de 2008.- ¡Campaña y se acabó! Así entraron, ambos, al trapo. Como unas Hermanas Hurtado, Derrochonas del 'Un, dos, tres...', en pleno furor uterino. Soliviantando una noche lunera y cascabelera a los pobres indecisos. Hasta los muertos cuentan en elecciones. Esas víctimas que anoche fueron doblemente rematadas en un fúnebre debe y haber que se ocupó de esgrimir, a modo de quijada de burro, un ZP cainita e imperturbable. La muerte como argumento irrebatible. El peor. O el mejor.
Morir por un puñado de votos. Presagiaban los agoreros que viviríamos otro día de la marmota 'debateril' y así fue, pero con sorpresa incluida, cual huevo Kinder, que nos dejó a todos de una pieza. ¿Campaña electoral o militar? Quién iba decirlo. Misma llegada. Mismo Campo Vidal y mismo 'hobbit' Navarrete. Misma Concha García Campoy, diva divinísima que andaba por allí y aprovechaba para hacerse la foto. Mismo ritual, pero con las sillas cambiadas. Misma corbata roja, Rajoy. Mismas cejas, ZP. Mismo sistema que hace una semana. Mismos comités de seguimiento detrás de los candidatos (Espe, Pío, Bom y otros chicos del montón). Mismo escenario en otro lugar. Misma temperatura en el plató: los 21 sofocantes grados centígrados. Mismo medio centenar de 'hooligans' peperos tocando los cojones a las puertas de la cosa. Mismos 400 periodistas acreditados. Mismas sonrisas forzadas. Misma tensión. Misma breve pausa para la publicidad. Todo parecía abocado a ser lo mismo. Lo mismo, sí, pero con una abismal diferencia que convirtió este 'debatazo' en algo parecido a un 'debatazo'. Democráticamente hablando, claro. Y tan claro. Ahí va eso:
Zapatero: [A Rajoy, tras mostrar la consabida portada de EL MUNDO] ¿Qué política antiterrorista prefiere, la de esta legislatura con cuatro víctimas mortales o la de la anterior con 238 víctimas mortales?
Rajoy: [Desencajado] ¡No creía yo que usted iba a utilizar los muertos para diferenciar una legislatura de otra!
Un golpe bajo. O una forma de dar la razón al Maquiavelo de los fines y los medios. O un puñetazo a la contra. Dará igual. Volveremos hoy a empezar, de nuevo. Dos debates, dos Españas y algún indeciso que otro pululando por ahí. Etapa de regresiones infantiles ésta en la que hasta Aznar se viste cual Teletubbie 'julandraca', a Rajoy le da por sacar del armario los trajes de cuando dio el estirón y este segundo cara a cara producido por la Academia de la Televisión adquiere, desde el minuto uno, algo propio de una infancia recuperada. Duelo en el recreo con final de lo más infeliz. Dos chiquilicuatres con muy mala hostia, frente a frente, y Olga Viza, moderadora moderada, al fondo. Segundo 'debatazo' y esta España se convierte en un barullo de escolares indecisos asomados al patio del recreo para regodearse con la bronca de los dos leñeros con ínfulas de caudillos.
Y Mariano sin librito. Una pena esto de que el líder del PP, más entero e incisivo que hace una semana, se quede sin su Libro Blanco de ZPetete. Lo grande es que debatieron. Llegaron a rebatirse argumentos frente a una Olga Viza convertida en un cronómetro con patas y subidón de fucsia. Al segundo cara a cara, debatieron.
¡Milagro! Aunque se pasaron de frenada. Irak, el 11-M, Al Qaeda, ETA y las víctimas usados como garrotazos de un goyesco duelo presidencial a garrotazos. Sin libro, pero con niña, Rajoy. Porque volvió esa niña del exorcista que está sólo en su cabeza, que mueve su corazón. Regresó esa niña como una nínfula muerta y resucitada.
Debate repleto de muertos y niños, ya digo. Debate con político muerto y enterrado incluido. Aunque tendremos que esperar al próximo domingo para celebrar sus exequias.
첫댓글 감사합니다