El dilema del prisionero es un modelo de análisis de conflicto, que se explica de la siguiente manera. Dos ladrones son detenidos y encerrados en celdas de aislamiento, de forma que entre ellos no puede existir comunicación alguna. Se tiene la sospecha de que ambos han participado en el robo de un banco, delito cuya pena es de 10 años de cárcel, pero no se tiene pruebas. Solo se tiene pruebas de tenencia ilícita de armas, es decir, un delito menor cuyo castigo es de dos años de cárcel. Entonces, se promete a cada uno de ellos que se reducirá su condena a la mitad si proporciona las pruebas para culpar al otro del robo del banco. Lo que cada uno de ellos realice no será de conocimiento del otro, naciendo así dos estrategias posibles de los prisioneros. La estrategia “lealtad”, que consistiría en permanecer en silencio y no proporcionar pruebas para acusar al compañero, y la estrategia “traición”, que sería lo contrario.
Debido a que no se puede conocer la decisión del otro preso, pues ambos están aislados, la estrategia más segura, autointeresada y racional es la traición. Si ambos traicionan se les dará cinco años de cárcel a cada uno, pues ayudaron a culpar al otro. Claramente, hay un mejor resultado, el cual se produce si ambos eligen la estrategia lealtad, pues ambos serían condenados por solo dos años de cárcel. Pero si uno es leal y el otro es un traidor, el leal recibirá 10 años de cárcel y el traidor un año, un muy bajo estímulo a la lealtad entre ladrones. Traicionar, entonces, parece ser la mejor alternativa en este juego, pues es el llamado punto de equilibrio de John Nash, matemático estadounidense cuya vida fue retratada en la película Una mente brillante.
El dilema del prisionero es un juego de suma no nula, también llamado juego bipersonal, biestratégico y simétrico, que se basa en la conducta del ser humano que solo vela por su bienestar. Es posiblemente el juego más conocido y estudiado en la teoría de juegos y en el llamado análisis económico del Derecho que concibe al ser humano como un homo economicus, es decir, un ser racional que maximiza su utilidad y trata de obtener los mayores beneficios. En base al dilema del prisionero se han elaborado multitud de variaciones, muchas de ellas basadas en la repetición del juego y en el diseño de estrategias reactivas. En la ciencia política, el dilema del prisionero se retrata como el juego del free rider, y da cuenta de aquella persona que hace un cálculo para apoyar o no una medida política, dependiendo de cuánto beneficio personal encuentra al hacerlo. Así, el free rider se acomoda a las circunstancias en base a un cálculo de beneficios y no así en base a una línea ideológica.
Farit Rojas T. es abogado y filósofo.