¿Para qué se casó si ya estaba “casado”?
Hace quince años me dediqué a estudiar sobre feminismo, y hasta llegué a publicar investigaciones con enfoque de género, y una de las frases más escuchadas en el medio era que la mujer era el sexo débil, estigma milenario…
Hoy me encuentro con esta imagen de un hombre en el día su boda que habla por sí sola, y lo que ves es más frecuente de lo que alcanzamos a imaginar. El fin de la historia se repite vida tras vida, matrimonio tras matrimonio: la esposa termina pareciendo la amante ante una suegra posesiva y dominante que termina pareciendo o deseando ser la “esposa” de su propio hijo...
Entonces aquí la pregunta sería: ¿Para qué se casó si ya estaba “casado”?
Y Bert Hellinger tiene la respuesta: "Para que una pareja tenga éxito, cada una de las partes tendrá que abandonar a su familia no sólo en el sentido externo sino interno. Cada uno deberá abandonar los principios que son válidos en su familia original para elaborar con su pareja nuevos principios que se ajusten a ambas familias. Solo así la pareja podrá vivir una relación íntima en este nuevo plano.”
Y en un contexto así no hay culpables sino responsables, porque en la mayoría de los casos esa suegra es una mujer que se subvaloró tanto a sí misma, que quedó atrapada en un matrimonio absolutamente disfuncional con un hombre que no la valoró o dignificó como mujer, razón por la cual ella terminó volcando su frustración interfiriendo y pretendiendo gerenciar la vida de sus hijos varones, en una nefasta trasposición de roles...
Hoy gracias a muchos años de terapia, de preparación, de desarrollo personal, pero sobre todo de decisión y determinación por ser madre de un varón que algún día también será esposo de otra mujer, agradezco profundamente no tener anclado ese patrón mental de posesión insana sobre él...
Uno de los grandes poderes que tiene el ser humano es el de la elección, y no es mi responsabilidad lo que elijan o permitan los otros, pero como mujer y como madre si es mi responsabilidad elegir no ser ni esa esposa, ni esa suegra, ni esa madre dominante, controladora, entrometida…
Por una vida sana en pareja, por más hombres felices, plenos, independientes, poderosos y libres de patrones dominantes, y por más mujeres que reconozcan su valía porque así y solo así, podrán elegir hombres plenos e independientes emocionalmente.
Autor: Maru Abreu