Piense en 10 personas cercanas a usted. Lo más probable es que al menos una sufra de diabetes, aunque podría no saberlo. Se estima que un 10% de la población de las Américas -más de 62 millones de personas- tiene diabetes y más de medio millón de personas mueren por ella cada año. Eso hace a la diabetes la cuarta causa de muerte en el continente, después del infarto, el accidente cerebrovascular y las demencias.
Sin embargo, las muertes son sólo una parte del impacto devastador de esta enfermedad. Muchas personas con diabetes desarrollan complicaciones graves, como ceguera, daños en los nervios y problemas de circulación, que pueden conducir a amputaciones, insuficiencia renal, que requiere diálisis, e insuficiencia cardíaca. Los que están en mayor riesgo son entre el 30 y 40% de las personas que no saben que tienen diabetes y aquellos que no tienen acceso a una buena atención médica.
Por desgracia, la diabetes está en aumento en las Américas y en todo el mundo. Al igual que con otras enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardíacas, el cáncer y los accidentes cerebrovasculares, las causas subyacentes de la diabetes tipo 2 -la forma más común- son cambios de estilo de vida relacionados con la globalización y el desarrollo. Si continúan las tendencias actuales, se espera que la diabetes afecte a más de 100 millones de personas en nuestro hemisferio en 2040.
¿Lo que hay que hacer? Las investigaciones muestran que las personas que tienen sobrepeso o que son obesos están en mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Actualmente, el 60% de las personas en la región de las Américas está dentro de esa categoría. Sabemos que los principales culpables de esto son las dietas no saludables y la inactividad física, que es la razón por la que los defensores de la salud siempre instamos a "comer sano” y "ser más activos físicamente”.
Para el Día Mundial de la Salud 2016 (7 de abril), la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) estamos repitiendo este buen consejo como parte de una campaña para dar a conocer la carga de la diabetes y la necesidad urgente de intensificar las medidas para su prevención y control.
Pero, ¿qué tipo de acción y por quién? En primer lugar, la alimentación saludable y la actividad física son realmente importantes para prevenir e, incluso, controlar la diabetes. Eso significa: basar la dieta en alimentos nutritivos, como frutas, verduras, pescado y carnes magras, y evitar las bebidas azucaradas y alimentos ultraprocesados, que son altos en calorías y bajos en nutrientes.
También es importante limitar el comportamiento sedentario y aprovechar tantas oportunidades como sea posible para estar activo.
Sin embargo, la prevención de la diabetes y otras enfermedades relacionadas con el estilo de vida no es sólo una responsabilidad individual. Los gobiernos también tienen un papel clave que desempeñar a través de leyes y reglamentos que ayuden a "hacer más fácil la elección saludable”.
Esta es una lección que los defensores de la salud pública hemos aprendido de la batalla contra el tabaco.
Contarle a los fumadores cuán nocivos eran los cigarrillos e instarlos a dejar de fumar tuvo un éxito limitado.
Lo que resultó mucho más eficaz fueron los impuestos para hacer más caros los productos de tabaco, la prohibición de fumar en lugares públicos y restricciones a la publicidad, el marketing, y el patrocinio del tabaco.
Un número de países de nuestro hemisferio han aprendido de esta experiencia y ahora están tomando medidas regulatorias fuertes para promover una alimentación saludable. México, Barbados y Dominica, por ejemplo, han aumentado los impuestos sobre las bebidas azucaradas para reducir su consumo. Brasil, Chile y México restringen ahora la publicidad de comida chatarra dirigida a los niños. Chile y Ecuador requieren etiquetas de nutrición en el frente del paquete de los alimentos procesados para alertar a los consumidores sobre el alto contenido de azúcar, grasa o sal.
En el otro lado de la ecuación, ciudades de América Latina ahora patrocinan ciclovías regularmente, durante las cuales calles de la ciudad cierran temporalmente al tráfico automotor para crear espacios seguros para caminar, andar en bicicleta y otras actividades.
Los gobiernos tienen otras responsabilidades críticas en la lucha contra la epidemia de la diabetes. Es especialmente importante que los sistemas de salud pública sean capaces de diagnosticar precozmente la diabetes y garantizar que las personas reciban una buena atención. Con este fin, la OPS/OMS proporciona orientación en estas áreas a los países y está trabajando para avanzar hacia la salud universal, con el fin de garantizar que la atención a la diabetes, así como otros servicios de salud, estén disponibles para cualquiera que los necesite.
El Día Mundial de la Salud de este año, que se celebró el 7 de abril, es una oportunidad para poner de relieve el papel que todos nosotros, los individuos, los gobiernos y la sociedad entera podemos desempeñar para ayudar a revertir la epidemia de la diabetes en las Américas. Es el momento de unirnos para apurar el paso y vencer a la diabetes.