Si bien son sumamente conocidos los efectos devastadores que el consumo del tabaco tiene para la salud, sus repercusiones negativas van mucho más allá de sus consecuencias más obvias.
Un estudio reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos demostró que el tabaco cuesta a las economías mundiales más de un billón de dólares anualmente en gastos de atención sanitaria y pérdida de productividad. Sin embargo, los impuestos al tabaco generaron en 2013-2014 mucho menos que los costos que impone su consumo, al recaudar solo $us 269.000 millones para los gobiernos. De ellos, menos de 1.000 millones se invirtieron en el control de tabaco. En las Américas existen 127 millones de fumadores —dos de 10 adultos— y un millón de personas mueren cada año como consecuencia del consumo o el humo de tabaco.
El aumento a los precios y a los impuestos para reducir el consumo de tabaco es la estrategia que por sí sola resulta más poderosa y costo-efectiva para reducir el consumo, según demuestra la evidencia científica. Esta medida está contemplada en el artículo 6 del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) de la OMS, ratificado por 180 países, 30 de ellos del continente americano, para frenar eficazmente la epidemia.
Sin embargo, los impuestos siguen siendo la medida del CMCT que menos se ha implementado en la región, en gran parte, debido a las tácticas de la industria para bloquear, retrasar y debilitar las políticas de control del tabaco. La industria argumenta falsamente que los aumentos de impuestos perjudican a la economía al aumentar el nivel del comercio ilícito y al disminuir la recaudación fiscal, algo que la evidencia global ha refutado reiterativamente en países de diferentes regiones y niveles de ingreso y que esta nueva publicación de la OMS vuelve a refutar con evidencia especifica de países de ingreso medio y bajo.
Si bien se han registrado algunos avances en el aumento de la proporción total de los impuestos a los cigarrillos en los 10 años que han transcurrido desde la entrada en vigor del CMCT, los impuestos totales al tabaco en las Américas están lejos de representar el 75% del precio de venta al por menor de la marca de cigarrillos más vendida, recomendado por la OMS. En promedio, representan el 47,5%, siendo Chile el único país que ha pasado el umbral recomendado.
Pero eso no es todo. En el último decenio, el precio de una cajetilla de cigarrillos ha aumentado en casi todos los países, pero el impuesto total ha disminuido en 12 de ellos, lo que implica que las ganancias de la industria se han incrementado.
Así, los países de la región están dejando pasar la oportunidad de no solo reducir el consumo de tabaco y, en consecuencia, mejorar la salud de sus poblaciones, sino también de aumentar los ingresos fiscales para financiar la salud y el desarrollo.