En estos últimos años, Ecuador vive una vida muy difícil. Formalmente con la declaración de “conflicto armado interno” o guerra interna, del pasado 9 de enero, el gobierno del derechista Daniel Noboa declaró la guerra a 22 grupos armados y narcotraficantes.
Siguiendo las noticias por diferentes medios, hay una serie de interrogantes que quiero compartir con los lectores. Un primer aspecto es la psicosis colectiva que se ha apropiado de los ciudadanos/as del país. Varios analistas la han comparado con la vivida en la guerra entre Ecuador y Perú en 1995. Ante la amenaza externa del entonces presidente peruano Alberto Fujimori, de bombardear con misiles a Ecuador, el pueblo vivió un verdadero nerviosismo. Recuerdo que por esa amenaza habían muchas marchas nacionalistas contra “los peruanos” y “los chinos” (aludiendo a Fujimori por su origen asiático), además del racionamiento de servicios básicos como la energía eléctrica, el agua, ante cualquier acontecimiento que se podía presentar.
La diferencia con lo que sucede en estos días es que en 1995 la amenaza era externa y hoy es interna, pero los actores principales son los militares. Es interesante comparar cómo hoy son recibidos por la población en los lugares de intervención como héroes y salvadores, y también lo fueron en 1995. La relación de la población ecuatoriana con las Fuerzas Armadas tiene características particulares y no es de extrañar que, por esa reciprocidad, se tengan muestras de cariño y agradecimiento mediante la entrega de agua o comida. Aunque en estos últimos días se ha prohibido realizar muestras de esta naturaleza ante posibles envenenamientos por parte de los enemigos internos.
La gran pregunta es ¿por qué se dejó crecer a grupos armados y narcotraficantes? ¿Por qué el gobierno de Noboa solo les atribuye como terroristas y no como narcotraficantes? Estudiosos en Ecuador atribuyen este problema a “las fronteras abiertas” que siempre ha tenido Ecuador, sobre todo con los/as colombianos y en estos últimos años también con venezolanos. Se cree que después de la asunción de Gustavo Petro como presidente de Colombia, varios grupos delincuenciales e incluso ligados con grupos armados se trasladaron a Ecuador, porque en Colombia ya no tenían gran cabida.
Aquí hay otros interrogantes, hoy se atribuye que los 22 grupos armados y delincuenciales serían parte de los grupos de narcotraficantes mexicanos con prácticas del sicariato y la extorsión. Pero tras ver algunas imágenes y el apresamiento de los integrantes de estos grupos, se ve que viven en casas precarias y espacios marginales. Aunque se muestra la tenencia de algunos vehículos blindados y de lujo. Deducimos que se detiene más a los ejecutores e incluso al lumpen de los grandes narcotraficantes, pero aún no se ha capturado a los verdaderos cabecillas.
Parece que la mayoría de los integrantes de estos grupos delincuenciales son de ascendencia afroecuatoriana, sobre todo en ciudades como Guayaquil, y además son jóvenes. Por ejemplo, quienes tomaron el canal de televisión fueron jovencitos. La gran pregunta es ¿por qué los gobiernos de Ecuador se han olvidado de sus jóvenes y la ascendencia afro en sus políticas sociales?
Pero el presidente Noboa pretende imponer políticas económicas, como el aumento del IVA del 12 al 15% para financiar la guerra. Está claro que en una normalidad, el pueblo ecuatoriano ya se estaría movilizando para rechazar este intento de incremento, pero en un país declarado en guerra interna no será posible manifestarse y al parecer se está optando por imponer políticas de profundización del capitalismo y el neoliberalismo mediante la guerra interna. ¿Cuánto tiempo durara el “conflicto armado interno”? ¿Es la solución para las causas estructurales que han ocasionado la constitución de los grupos delincuenciales?
La intervención militar, acompañada del componente policial, parecía que iba a controlar todo, sin embargo, hay respuestas del crimen organizado y se cree que no se dejará aplastar fácilmente. El asesinato del fiscal César Suárez, que llevaba varios casos de corrupción y sobre los acusados de la toma del canal televisión, entre otros. Toda intervención militar tiene varias paradojas. En el caso que analizamos, continúan las fugas de los delincuentes de las cárceles o el descuido en la protección a fiscales, como el caso Suárez. Pero también otros jueces que siguen dejando en libertad a acusados de actos criminales. Nuestra profunda solidaridad con el pueblo ecuatoriano, que siempre fue generoso con sus visitantes. Ecuador markanxa wali ch’axwañaruw puripxi. Jach’a lunthat jaqinakawa wali asjarawapxi markachirinakaru.
Esteban Ticona Alejo es aymara boliviano, sociólogo y antropólogo.